sábado, 11 de agosto de 2007

Cosas de niños


Nunca me he considerado una madre "elogio" en el sentido de ser la típica madraza que disfruta sobreponderando las gracias y elocuencias de su niño por encima de los de las demás. Al contrario, me irrita que la gente proclame las virtudes de sus hijos iniciando una y otra vez cada frase con la expresión: "porque mi hija/o no es porque sea mi hija/o, pero... ". Con esos comienzos se me rallan las tripas, me producen verdadera dentera, tanta como las tizas chirriantes en la pizarras o las telas que se cortan un poquito y luego se rasgan... ay!

No obstante, y sin que sirva de precedente, contaré algunas picias de Daniel, en parte por la distancia y en parte por la abundancia, y me explico:

1- Por la distancia: Dígase el elevado coste de la llamada a la amiga de turno a la que cuentas diariamente lo que has comprado, cocinado, comido cagad... con perdón, en el día. La expatriación te hace prescindir de este tipo de desahogo al que acudes cuando tu marido está viendo el apartado de deportes de las noticias de las 9 pm.

2- Por la abundancia: Todas mis amigas en USA tienen niños de la edad de mi hijo, por lo que no aplica ir de listilla contando lo graciosillo que es tu niño. Esto daría pie a que las dieciseis hicieran lo mismo y paso del tema. Estamos hablando de niños completamente bilingües, de padres americanos y madres mexicanas, españolas o de donde sea, pero con mucha posibilidad de superarte. Y eso sí que no lo soportaría.

Es curioso, pero cuando cuentas las gracias del niño tienes la sensación que se trata de una cosa extraordinaria que SÓLO él es capaz de hacer. Te hundes en la misma miseria cuando la vecina te dice que su nene ya hizo lo mismo que el tuyo el mes pasado!

He aquí unos ejemplos:

Pinturas rupestres del S.XXI

El otro día me descuidé un minuto y le pillé pintando la pared. Me enfadé y le dí un trapo para que lo limpiara. El pobre se afanaba con ganas en la tarea y me pedía "abón". Yo le insistía: "limpialo todo". En ese momento cogió y se fue a otra pared a limpiar y yo le dije, esa no, ésta otra. Él me insistía que esa también y cual fue mi sorpresa que también tenía un garabato considerable allí. Las cuevas de Altamira, una m al lado de mi casa. Pero qué inocencia la suya que me fue enseñando todos los rayajos que había hecho por la casa y que yo no había visto. Y todo en dos minutos!!!

En la Iglesia:

En los bancos hay dos libros, un misal y un cancionero. Todo en perfecto inglés. Pues el niño llega, se sienta, coge el cancionero y al ver el pentagrama, me dice rompiendo el silencio de la misa: "Mami, la la la la la..." a grito pelado mientras hacía que leía las notas.

Y como éstas, todas las que querais. Os contaré la última de su amigo Jaime:

Mamá de Jaime: "Jaime, venga, ya han pasado los 5 minutos"
Niño: "Ya? Y dónde han ido?"

Y es que, bendita inocencia...

4 comentarios:

Peter dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Peter dijo...

Cuánta razón... Salvo Mozart y el niño que salía con Sardá hablando de Egipto ( el muy cretino), los demás todos iguales.

Ya en 1976, y mientras mis padres atendían al "otro", yo transformé la casa recién empapelada de mis padres en un homenaje a Kandinsky poco valorado por su parte.

Anónimo dijo...

Y dale con las bermudas de camuflaje . Eso no puede traer nada bueno. Luego no me digas que no te avisé...

Cuidad mucho a Manolo y a Cris (la suya, claro).

Un abrazo muy fuerte:
Abel

Mary Joe dijo...

Qué tio!
pues es que la foto es del mismo dia je je
Eres nuestro incondicional. Cdo volvamos a España te llevaremos una medalla con el "1st Fan"
Cuidaos
Un abrazo