Hace unos dias asisti como testigo a un juicio de faltas en la ciudad de Buffalo. Ni que decir tiene que la falta era leve, tan grande como mi dedo anular y tan profunda como la uña del dedo meñique del pie. El importe inferior a 600 dolares y el motivo el arañazo de una pala quitanieves a un coche.
Al llegar al juzgado, la abogada de mi amiga, una simbiosis de Jose Luis Moreno y Cristina Almeida, se informo del motivo del juicio "in situ", y digo "in situ" porque la tia vio las fotos del "crimen" por primera vez unos minutos antes de entrar en la sala. Ella o ello, con una americana rosa que en cualquier momento podia estallar, asistia como abogada para dos juicios en la misma sala. No es curioso?
El caso es que como en toda buena pelicula americana, el juez es un viejete adorable o una señora de color. En este caso, era un maniqui negro. Muy mona, muy amable y muy respetuosa.
El demandado, postrado en silla de ruedas, acudio al juicio sin abogado.
El caso es que no tuvimos que jurar sobre nada, solo de viva vocce. La audiencia fue breve pero intensa y su señoria nos despacho bastante rapido, tenia como 10 juicios mas que celebrar.
Ni duda tiene que ganamos. La verdad es que fue una experiencia interesante y preocupante, que demuestra que aqui la gente no se anda con tonterias, se denuncian por todo y no te pasan ni una. Esta circunstancia alimenta a aseguradoras, abogados y demas servidores de la buena fe. Andad con cuidado.
En la foto, los juzgados de Buffalo, una mole de hormigon con un par de columnas-ventana. Las salas no tienen ventanas para evitar lanzamientos, no sabemos si exteriores o interiores o ambos.